Intercepted
Las imágenes contemplativas muestran los interiores de las casas con las ventanas dañadas. La cámara avanza lentamente por caminos que revelan zonas extensas y desiertas, el lejano horizonte o un rio apacible cruzado por un largo puente partido por la mitad. Frente a una casa ruinosa, en una zona rural, un tipo se mete a rebuscar dentro de un tanque olvidado. Algunas casas y edificios parecen abandonados. Sentado en la sala de su casa, un ucraniano recuerda cómo era la vida antes de la guerra. A veces, en la total oscuridad se oye un fondo sonoro grave, ominoso, casi terrorífico.
La ausencia de personajes como parte de una historia es reemplazada por las voces anónimas. La quietud y calma de las ciudades ucranianas contrasta con las conversaciones telefónicas “interceptadas” de los soldados rusos quienes se jactan de estar matando a los ucranianos y piensan que pronto acabará todo. Pero poco a poco, el impacto físico y emocional es evidenciado cuando se revela la situación incierta: el miedo a morir en cualquier momento. La voz de una mujer aconseja matar a los ucranianos porque cualquiera podría ser un traidor. Se va creando una especie de in crescendo emocional en estos diálogos cuando las voces de los rusos y sus familiares describen las torturas o la angustia de vivir una guerra cada vez más cruenta que no parece tener vencedores ni vencidos.
Esta libertad entre las imágenes y lo descrito por las conversaciones permite establecer un orden temático en la edición y un modo asociativo de combinación en el documental “Intercepted” (2024). La directora ucraniana Oksana Karpovych recuerda que los sobrevivientes a un ataque u ocupación rusa tenían un discurso caótico. Ellos eran incapaces de "contar una historia de principio a fin" 1. No era una conversación sino un llanto. De allí que se optara por su silencio. Las voces interceptadas, en cambio, expresan no solo la forma cómo los rusos ven a los ucranianos sino cuáles son sus justificaciones salvajes y absurdas de la invasión. Es decir, una "disonancia cognitiva" entre la realidad y las ideas que los ejércitos tienen acerca del enemigo. En estas conversaciones interceptadas, los familiares de los soldados rusos comparan a los ucranianos con los chechenos e incluso con los fascistas o los nazis de la segunda guerra mundial. Los familiares se informan de la guerra por los medios rusos que manipulan las estadísticas, como es de esperar, y presentan una visión particular, distanciada y deshumanizante. Karpovych descubrió que estas conversaciones revelaban “la naturaleza de la invasión como un acto de imperialismo” 1, por lo que decidió no enfocarse demasiado en el aspecto emocional.
“La violencia y la guerra tiene un fuerte poder deshumanizante en las personas”, explica la directora. Las conversaciones permiten entender este cambio en el pensamiento. Para la directora, lo paradójico o contradictorio es que, al experimentar la violencia y la brutalidad de esta guerra, los dehumanizados y desmoralizados soldados rusos se humanizan.
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1 Oksana Karpovych entrevistada por Jason Gorber para el "Point of view" magazine. April 30, 2024
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