Los hermanos Dardenne



    Los han llamado cineastas de consenso por el unánime reconocimiento a un cine social, realista y humanista que refleja los problemas familiares y laborales en la Bélgica actual.

   Luego de un inicio en el documental, los hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne han desarrollado un estilo austero y particular sin elementos que deformen demasiado la realidad frente a la cámara, aunque es posible identificar situaciones de ficción que dan forma a las historias. Su estilo va de la mano con una estética realista que prescinde de las narrativas demasiado explicadas, de la música no diegética, y opta por los planos en constante movimiento. .

    Desde la primera escena en "The kid with a bike", el espectador es sumergido en la realidad del film cuando la cámara se coloca al nivel de Cyril mientras llama por teléfono y se escucha la voz de un adulto tratando de hablar con él. A través de una especifica selección de mise-en-scène, la audiencia empieza a "adaptar su mirada”, explica Jean Luc Dardenne. Este comienzo de la
puesta en escena determinará el ritmo y el estilo del film.



   En el cine de los Dardenne hay una imprevisibilidad y ambigüedad en las acciones de sus personajes frente a una determinada situación. Una muestra de estas conductas: la sorpresiva actitud de Igor (Jéremie Renier) cuando desobedece a su inescrupuloso padre y se lleva la camioneta para salvar a una inmigrante africana en "La promesa" (1996); la inesperada decisión de Bruno (Jéremie Renier) por deshacerse de su bebe a cambio de dinero en “El niño” (L’enfant, 2005); o la desesperada reacción de Cyril al golpear su cabeza en un auto, luego que su propio padre le haya pedido no verlo por un tiempo en “El chico de la bicicleta” (2011).
 
  Todos estos problemas familiares revelan lo inexplicable, complejo y auto destructivo que puede llegar a ser el comportamiento humano frente a una determinada circunstancia, frente a una sensación de inseguridad y precariedad. Pero el aislamiento de los protagonistas, su individualismo, va cambiando de a pocos cuando establecen vínculos con otras personas.
“(…) todos nuestros films relatan cómo una persona emerge de su soledad, y se une con otro u otros. De un modo u otro, nosotros mostramos cómo alguien encuentra a algún otro, y cómo este encuentro es transformativo, cómo esto resuelve la soledad que ha mantenido al principal personaje fuera de la sociedad, fuera de la comunidad”.[1]
    En “Dos días, una noche” (Deux jours, une nuit), tanto Sandra como los espectadores ignoran las imprevistas reacciones de sus compañeros de trabajo cuando deben enfrentar el dilema de no recibir un bono a fin de mes y así evitar el despido de Sandra (Marion Cotillard). Hay poca información; no existe un background, solo el transcurrir de los días, el frio realismo, el intenso ritmo de la vida cotidiana que la cámara en mano registra mientras sigue a los personajes.

   Algunos reconocen una consistencia de estilo en los directores belgas y la herencia de una “tradición neorrealista”. Otros en cambio hablan de un estilo frio y ascético de raigambre bressoniana que tiende a expresarse a través del plano secuencia. Jonathan Rosenbaum ha señalado que “la rigurosa adherencia de los Dardenne al punto de vista de sus personajes” es distinta a la “más distanciada compasión de Bresson”. Adherencia y distanciamiento, apremio y contemplación, naturalidad y automatismo.


  A partir de "La promesa", sus films han sido presentados en el Festival de Cannes.  




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[1] Jean Luc Dardenne citado por A.O. Scott en “Specializing in ordinary ordeals. The Dardennes explore their theme in ‘Two days, one night”. The New York Times, 2014

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