Crónica de una campaña


    La última campaña presidencial ha sido una reñida contienda no sólo política e ideológica sino también mediática y social.

   Las propuestas del candidato cajamarquino relativas al gas y la constitución provocaron alarma en muchos limeños que salieron a las calles en caravanas de autos enarbolando banderas. Grandes carteles de rechazo aparecieron iluminando una avenida principal, y hasta los jugadores de la selección de fútbol y un novelista nos aconsejaban y advertían sobre el riesgo de asomarnos al "abismo de una dictadura comunista".
  "Cada vez que hay un avance de la democratización, hay una respuesta proporcional de rechazo" (Méndez)

  
   Durante la campaña de segunda vuelta llamaron la atención el clasismo y racismo esparcido en las redes sociales. Ya sea por la ignorancia o por temores exacerbados, muchos en las redes sociales se hicieron “activos colaboradores de campañas sostenidas por odios y miedos” (Pásara).
   Tras conocerce los estrechos resultados de la segunda vuelta, aparecieron en la TV veteranos políticos sustentando un supuesto fraude, así como oficiales retirados de las fuerzas armadas cuestionando la legitimidad del ganador con insinuaciones golpistas. Ambos candidatos contrataron abogados para anular votos impugnados y hasta un funcionario electoral fue sobornado. Las noticias parecían ser capítulos de un thriller político sin final.

Polos opuestos
 
   Esta virulenta campaña electoral consiguió polarizar al pais y elevar la escasa votación de Fujimori y Castillo, alejando sus posiciones hacia una derecha “democrática” frente a una izquierda comunista lejana a la capital. Inevitable y desafortunada disyuntiva entre dos grupos extremos con poca representatividad.
  “(...) la extrema derecha y los dueños del país han inventado que el candidato contrario a sus intereses va a llevarnos a una utopía del desastre. A sus seguidores es que su racismo los ciega" (González). 
  El apoyo a Fujimori por parte de varios líderes partidarios, es decir la derecha liberal ortodoxa, promovió aun más la escisión entre dos polos opuestos y el debilitamiento del centro político. “Son las rígidas ‘convicciones’ de los defensores extremos del mercado los que han debilitado al centro político al tratar de comunista y terrorista al moderado. Al barrer la arena política de los reformistas, se ha quedado solo acompañado con un fiel reflejo de su ortodoxia al otro lado del espejo” (Diaz-Albertini).
  
   Esta polarización política fue tambien una polarización geográfica entre Lima, la costa norte y el resto del país; una segmentación entre los residentes de las zonas que más se integraron al crecimiento de las últimas décadas, y quienes residen fuera de ellas. Se trata de un “contraste secular” ahora percibido con mayor intensidad por los estragos de la pandemia. 
  «No es que necesariamente Lima haya sufrido “menos” los estragos del covid-19, pero la realidad percibida es la concentración en la capital de recursos y decisiones. Y esto se percibirá así aunque los gobernadores regionales sean impopulares y tengan una decisiva responsabilidad en gestiones ineficientes, cuando no clientelistas y hasta corruptas» (Rochabrun). 
  
   Promiscuos y desconfiados 
   
   Pero este contraste político entre la costa y las otras regiones del Perú sería solamente coyuntural. La fidelidad del voto es inestable. Keiko Fujimori perdió el voto rural que en el 2016 la había apoyado, y Castillo ha desperdiciado el apoyo del pueblo, meses después de su elección. La popularidad se desvanece pronto en las encuestas. “Vivimos en una país precario e informal, donde la gente no se acuerda por quién votó la elección pasada. Políticos y ciudadanos somos una panda de promiscuos”. (Vergara) 

   Esta suerte de andar a la deriva, de no saber por quién votar al no poder encontrar virtudes idóneas para tan importante cargo, tendría su origen en una “lasitud institucional”, en la desaparición de los partidos vistos como grupos mafiosos que aspiran a capturar el Estado. “Si a esto se le suma la impunidad y la incapacidad del Estado por lograr que sus propias normas se cumplan, desde los niveles más altos hasta los más bajos, lo que se tiene es una incredulidad generalizada” (Quintanilla). 

    La decepción y desconfianza en las instituciones y los partidos políticos desprestigiados por sus líderes, abren el camino a nuevos candidatos extremos como Castillo: una sorpresa para los limeños, que de pronto descubrieron que las provincias existían, con reivindicaciones enormes contra la capital, según Vargas Llosa. A inicios de la década del 90, el escritor y candidato de una alianza liberal debió enfrentar no sólo el ataque —por cuestiones raciales y morales— de varios medios vinculados a la izquierda y al gobierno de García, sino también la inesperada aparición de un nuevo fenómeno político: un candidato de origen japonés ajeno a los partidos tradicionales. 

   Los presagios apocalípticos del novelista ante un cambio de sistema y un probable país “devastado por la censura, la incompetencia económica y una policía política”, parecen no haberse cumplido. Preocupado por el desarrollo y la prosperidad, por las inversiones millonarias que buscan seguridad, Vargas Llosa propone un liberalismo democrático, inventor de la igualdad de oportunidades, impregnado de ideales progresistas: 
  “Un país que busca la justicia en la libertad debe gastar sumas importantes en crear una educación pública de muy alto nivel, pagando y preparando a los mejores maestros y constituyendo colegios y escuelas que puedan competir con las privadas y superarlas. Muchas personas pensarán que se trata de un ideal imposible. No es verdad. Francia tuvo una educación pública de altísimo nivel que llevó a líderes obreros a puestos principales”. 

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  Fuentes hemerograficas
 1. Cecilia Méndez: “Olvidos bicentenarios, democratización y racismo”. La República. 21 de Junio del 2021 
 2. https://luispasara.lamula.pe/2021/06/28/el-espectaculo-que-hoy-ofrece-el-peru-al-mundo/
  3. Eduardo Gonzalez-Viana: “De las menestras al golpe”. Facebook 
  4. Javier Díaz-Albertini: “Envidiosos y resentidos”. El Comercio. 9 de junio de 2021
  5. Guillermo Rochabrun: ¿Polarización? ¿De qué estamos hablando? Revista Ideele N°298. Junio-Julio 2021 
  6. Alberto Vergara entrevistado en La República
  7. Pablo Quintanilla: “Causas, motivos y responsables: los resultados electorales de 2021”. Revista Ideele N°299. Agosto-Setiembre 2021 
  8. Mario Vargas Llosa: “En la cuerda floja”. La Republica, junio del 2021. 
  9. Mario Vargas Llosa: “Una sociedad democrática y moderna”. El Comercio. 23 de noviembre del 2021.


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