La práctica



   La práctica (2023) de Martín Rejtman se estrenó en los festivales de San Sebastián, Nueva York y Mar del Plata. La cuarta película del cineasta argentino gira alrededor de la práctica de yoga y el cuerpo, las relaciones fugaces, la ciudad de Santiago y la naturaleza.

   Al profesor de yoga Gustavo (Esteban Bigliardi) le suceden cosas poco trascendentales aunque determinantes como tener que asistir a una terapia de pareja para evitar un inminente divorcio y además no poder compartir más el departamento con su casi ex pareja Vanesa (Manuela Oyarzún). Esta situación de no tener un lugar propio donde dormir en la capital chilena preocupa a la madre de Gustavo que le aconseja regresar a la Argentina y dejar la casa de su cuñada porque el esposo “fuma como un sapo". Este esposo además se queja con justa razón porque la cuñada ya no sabe qué ingredientes quitarle a la comida.

   En una de las prácticas de yoga ocurre un temblor y una de las alumnas sufre un accidente causado por un biombo que luego se convierte en una pesada carga. Por si fuera poco, Gustavo sufre también un accidente y una lesión en la pierna que trata de ocultar durante la visita de su madre.

   Sobrellevando el presente

   En esta comedia disimulada y arborescente, los personajes principales se relacionan a través de las prácticas de yoga en locaciones escogidas durante varios años. Las posturas físicas y la concentración mental en esta disciplina tienen que ver con la comunicación interna, con vivir siempre en un estado presente sin preocuparse por el pasado o el futuro, y con la falta de juicio de los personajes (1). Y esa vivencia en lo externo de aquel estado presente, es la que atravesamos con los ojos vendados, como escribe Milan Kundera en uno de sus cuentos, apenas intuyendo lo que estamos viviendo. Y después, cuando miramos al pasado entendemos cuál era el sentido de lo vivido. 

  Gustavo sobrelleva el presente sin mirar el pasado, por ello no puede recordar a Laura, su ex alumna de yoga que trabaja en una farmacia. Se volverán a ver en un hospital donde ella espera a un anestesiólogo con quien esta pasando un “buen momento”. Luego sabremos que esta relación terminará sin mayores expectativas. La reaparición de un misterioso alumno en una de las prácticas, su lesión en la columna y una reunión en casa de Laura, se convierten en nuevos motivos de preocupación para el presente de Gustavo.

   El retiro

   Tal vez la espiritualidad, la meditación y unos días fuera de la ciudad funcionan como un alivio transitorio al peso del cuerpo en una vida inestable e imprevisible. En el espacio del retiro, los huéspedes comparten momentos de comunión en un desayuno o frente a una fogata. Como para aumentar la desconexión con la urbe y mejorar la reconexión con la naturaleza, los celulares están prohibidos. Vanesa le dice a Amanda, la encargada del retiro, que su nuevo amigo motociclista es como un niño. Hay una escena entre los arbustos cuando Vanesa y Rodrigo están probando el intercomunicador de sus cascos y ella decide abandonar esta peculiar forma de comunicación y finalmente terminar la fugaz relación tras un accidente en la moto. 

   En este entramado argumental, la voz en off de Gustavo funciona, a veces, como la narración de un diario para completar las elipsis. Y el humor es una forma de sobrellevar o soportar lo transitorio del presente porque en el fondo tanto Gustavo como su ex esposa Vanesa y Laura tienen la dificultad de no poder encontrar a la persona idónea con quien compartir una relación.  

  Si en Dos disparos (2014), la anterior obra de Rejtman, habían atisbos de un humor involuntario y fugaz, conductas en situaciones nada importantes, y diferencias inter-generacionales; en La Práctica todo esta más centrado en el protagonista, aunque sigue siendo algo derivativa o dispersa con los personajes y esa particular forma de hablar (la musicalidad en los diálogos dirá el director) en la que todos recitan sus líneas con precisión y total seguridad a pesar de no estar muy seguros de por dónde van sus vidas, siempre en un continuo presente. Esta forma austera y calculada de interpretación se acerca no solo al cine de Jarmush o Kaurismaki sino también a la austeridad de los dos Anderson. La vida como una sucesión de situaciones inasibles y a veces absurdas. 



Nota
1. Ver entrevistas a Martin Rejtman en Caligari y Otros Cines.

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