El paisaje rojizo y fordiano de Monument Valley, la incertidumbre del desierto, las vías de un nuevo tren surcando una ciudad en construcción, una estación que traerá progreso y civilización a Flagstone donde parece que la ley y el orden aún no han llegado. El barroquismo y detallismo de los escenarios, los rostros en primer plano: desgastados, curtidos por el tiempo. .. l a mitologización del viejo oest e. Los sonidos ambientales y la música del italiano Morricone crean una atmósfera complementaria a las palabras en "Once upon a time in the west" (1968) . La harmónica del pistolero idealista que busca saldar cuentas con el pasado; la guitarra y una trompeta para el ambicioso y despiadado gunman de Flagstone; la voz de una soprano y los violines para Jill McBain , la viuda heredera de Nueva Orleans . En cada aparición de Cheyenne -bandido romántico de moral ambigua- se oye un silbido y un banjo .. . Los personajes de Sergio Leone transitan entre la fidelida
Algunas escenas que explican el pasado de la misteriosa Nie Yinniang y el gobernador Tian Jian no utilizan im á genes a modo d e flashback sino únicamente las palabras de l a princesa Jiacheng que narra los hechos de ambos protagonistas como si se tratase de un cuento. Las palabras son muy precisas en “ The assassin ” (2015) del taiwanés Hou Hsiao-Hsien, aunque la asesina Nie Yinniang (Shu Qi) casi no las usa. Son más bien los otros personajes quienes hablan de ella. Es probable que el relato y la historia sean opacados por el despliegue visual y la estética de las imágenes. Los colores, los paisajes, la niebla, el viento, la llama de una vela, el sonido de una cuerda o el choque de una espada son tan importantes como l as acciones que dramati zan la historia . La peculiar distancia de la cámara deja a los personajes en libertad para relacionarse con su entorno como en “The puppetmaster” (1993) o “The boys from Fengkuei” (1983) del mismo director. Los personajes ocupan el esp
Dos misioneros jesuitas navegan desde las costas de Portugal hasta una aldea del Japón feudal (Cipango) en busca del padre Ferreira. El mar, las montañas de Goto, el silencio, la noche, el fuego. Los misioneros esperan en una cueva hasta que aparecen los pobladores cristianos con sus antorchas para guiarlos hacia su pueblo. A pesar de las condiciones difíciles, el padre Rodrigues (Andrew Garfield) y su colega sienten que pueden ser útiles, pero los aldeanos sufren cruel castigo del inquisidor por ocultar a los misioneros. ¿Cómo puedo explicarles el silencio de Dios?, se pregunta Rodrigues, perturbado al ver a los cristianos japoneses crucificados en una playa, sin poder hacer nada. El cristianismo nunca podrá echar raíces en Japón, sentencia el inquisidor Inoue Sama. Los japoneses desconfían de las potencias extranjeras. El padre Rodrigues se resiste a cambiar su corazón a pesar de los horrores y torturas a los cristianos. Cuando Rodrigues al fin logra entrevistarse
João de Deus pasa el tiempo en una tienda jugando cartas, conversando con una vecina en un restaurante, caminando por las estrechas calles y rincones de Lisboa. En una de esas antiguas calles, Violeta explica a sus atentos e inmóviles vecinos las razones de haber alojado en su pensión a un delincuente que acaba de ser detenido por la policía. Para ella lo más importante es su hija Julia, prometedora clarinetista que despierta la pasión de João de Deus. En una escena importante (alguien la llamó farcical ), João de Deus le ofrece flores a Julia, alaba su talento musical, revela sus planes de viaje y le confiesa finalmente su amor platónico, pero el desprecio y rechazo de Julia a una relación imposible (ridícula para ella) acabará por hacerle perder el control y alejarlo de la realidad. Al no poder poseerla, João desaparece en medio de la noche dejando atrás los gritos de Violeta en la ventana y las protestas de los vecinos. “Recuerdos de la casa amarilla” (1989) tiene un
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