La piel que habito



   Una película de venganza extrema, de amor y fatalidad, oscura y trágica, con influencias de Fritz Lang, Luis Buñuel ("Tristana"), el giallo italiano y George Franju, según el propio director.

   En la aislada mansión “El Cigarral” de Toledo, viven el cirujano Robert Ledgard (Antonio Banderas), su ama de llaves Marilia (Marisa Paredes) y una paciente cautiva llamada Vera Cruz (Elena Anaya). La aparente y extraña calma se rompe con la aparición de un hombre disfrazado de tigre que intenta abusar de Vera.

  El filme vuelve hacia atrás, a través de varios flashbacks, para contar el pasado trágico de los personajes. Marilia le explica a Vera que el tipo disfrazado de tigre era su hijo quien se enamoró de Gal, esposa de Robert, e intentó huir con ella, pero un accidente la dejó desfigurada. El Dr. Robert ordenó tapar todos los espejos hasta que Gal vio su rostro.






El espectador descubre por qué Vera, la paciente cautiva, es objeto de obsesivos experimentos en toda su piel realizados por el persistene cirujano. Ella ha sido otra persona involucrada en la muerte de la hija de Robert. Sin embargo una pregunta persiste en “La piel que habito”, ¿Vera realmente ha perdido su identidad original? O su cambio es reversible. La subversión de la identidad y la transformación del cuerpo son temas que el cine de Almodóvar a abordado en "La ley de deseo" y Tacones lejanos.

El Dr. Robert podría ser un siniestro personaje de algun film de terror gótico cegado por la venganza, aunque aquí el casi inexpresivo Banderas se humaniza y enamora de su creación: una especie de adoración y fascinación por el cuerpo, por una nueva piel.


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