Invierno en Bagdad

  Los presidentes Bush y Aznar intentan justificar la inminente invasión. Una multitudinaria manifestación por las calles de Madrid en contra de la guerra. Algunos iraquíes hablan sobre la situación en su país, entre ellos varios niños de escasos recursos que llevan las marcas dejadas por la guerra. 

  Un niño recuerda cómo una bomba cayó cerca a él, sin darse cuenta lo que le había pasado. Ahora debe ir al hospital para que un médico le limpie la herida en la pierna. Otros niños se ganan la vida lustrando zapatos o vendiendo gasolina. Ellos sienten que su futuro es incierto. Una niña dice que antes le gustaba ir a la ciudad de Bagdad pero que ahora prefiere el rio porque hasta allí “no llegan las bombas”. Ella piensa que la guerra es sinónimo de destrucción y lanza una frase concluyente: “Ojala no tuviéramos petróleo”.

  "Hay una presencia importante de niños porque creo que son las víctimas inocentes de este conflicto y además, son los que van a reconstruir Irak en el futuro", ha dicho Javier Corcuera, director del documental Invierno en Bagdad (2006).

  Todos los testimonios concluyen que la guerra no ha traído nada bueno; solo más pobreza. Al final queda la pregunta de si realmente la guerra trajo la paz como pretendía Bush. La pregunta suena absurda sin embargo sigue estando vigente en el discurso político internacional. 

  D
esde otro punto de vista, Kathryn Bigelow mostró en The hurtlocker (2008) a un grupo de soldados y la terrible labor de desactivar bombas terroristas. Un año antes, Brian de Palma había estrenado Redacted (2007), una mezcla de ficción y documental sobre otro grupo de soldados y la muerte de una mujer iraquí. Según Ángel Quintana, De Palma innova y elabora un discurso heterogéneo mediante imágenes de un noticiero de Al-Jazeera, videoconferencias de familliares o cámaras de seguridad de YouTube 


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