‘Til madness do us part



     Para terminar el año comentaré otro documental presentado en el 2º Transcinema. Se trata de “Hasta que la locura nos aparte” (Feng ai) del chino Wang Bing, quien ha dirigido también otros documentales como “Three sisters” (San zimei, 2012) en la región de Yunnan, y “West of the tracks” (Tie xi qu, 2003) en la zona industrial de Tie xi qu en Shenyang, al noreste de China.

  A pesar de su extensa duración (más de 3 horas), “Hasta que la locura nos aparte” no tiene una secuencia a destacar. Hay más bien una continuidad, un constante seguimiento de la cámara a los pacientes de escasos recursos con diferentes años de internamiento en un hospital psiquiátrico al suroeste de China. Algunos recién llegados, por ejemplo, se muestran exasperados y se resisten a quedarse; otros parecen más tranquilos y resignados; otros hacen cosas extrañas como correr por el pasadizo o quitarse la ropa, como si fuera un acto de resistencia o rebeldía.

   Durante más de dos horas la cámara filma las rutinas diarias de los pacientes (y a veces médicos) viendo TV, conversando o durmiendo, pero siempre encerrados en el pasadizo cuadrado del cuarto piso del hospital. 

   La filmación del documental, que llevó más de un mes, transmite una sensación de reclusión y aislamiento que de pronto se convierte en un momento de libertad cuando la cámara abandona el hospital junto a un paciente dado de alta, luego de varios años, para seguirlo hasta su modesto hogar.

  Más allá del hacinamiento y la falta de privacidad, lo que llama la atención aquí es la imposibilidad de los médicos para curar las enfermedades mentales. Ellos solo pueden aliviar los síntomas con pastillas. Como dice el director, la institución más que un hospital “es una suerte de alberge”. 



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