Aprendizaje de la limpieza


   Los sueños y recuerdos de Rodolfo Hinostroza en “Aprendizaje de la limpieza” no tienen inhibiciones, reflejan lo más íntimo e instintivo, con un lenguaje simple y espontaneo. 

   Las palabras están escritas como en borrador -sin signos de puntuación- como si se tratase de un extenso poema en prosa. Las palabras se extienden y fluyen como una corriente del inconsciente; aquello que buscaban los poetas surrealistas.

   Las palabras, las imágenes, los sonidos, incluso el silencio, son la materia prima para crear una ilusión cada vez más real, para duplicar el mundo tal vez, transformarlo, para representar los deseos, los sueños, los miedos y angustias del inconsciente.


   «Me doy cuenta que en el fondo siempre he considerado que la palabra no era natural que era una especie de artificio que se superponía al mundo lo que se llama El Mundo

Me parece un sentimiento muy antiguo no sé de qué época pero recuerdo que cuando era adolescente leí un ensayo de Julián Marías sobre el cine donde comenzaba diciendo que puesto que el mundo ya estaba allí para qué esa duplicación que era el cine

No sé qué quería concluir nunca lo terminé pero en efecto me decía el mundo está ahí para qué agregar la imagen o la palabra

Uno de los dos era falso no podía ser que los dos fueran verdaderos al mismo tiempo la palabra era posterior al mundo entonces debía sucumbir

He estado tan cerca del silencio sí desde que escuché un concierto de Cage no necesité escuchar más música lo curioso es que él sostenía que el silencio no existía

El silencio no existe todo es palabra todo es sonido para mí esta era una de esas ideas extrañas fascinantes
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   ["Aprendizaje de la limpieza". 1978. Lima. Mosca Azul Editores. Pag. 87]

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