Recuerdos de Lisboa
João de Deus pasa el tiempo en una tienda jugando cartas, conversando con una vecina en un restaurante, caminando por las estrechas calles y rincones de Lisboa. En una de esas antiguas calles, Violeta explica a sus atentos e inmóviles vecinos las razones de haber alojado en su pensión a un delincuente que acaba de ser detenido por la policía. Para ella lo más importante es su hija Julia, prometedora clarinetista que despierta la pasión de João de Deus.
En una escena importante (alguien la llamó farcical), João de Deus le ofrece flores a Julia, alaba su talento musical, revela sus planes de viaje y le confiesa finalmente su amor platónico, pero el desprecio y rechazo de Julia a una relación imposible (ridícula para ella) acabará por hacerle perder el control y alejarlo de la realidad. Al no poder poseerla, João desaparece en medio de la noche dejando atrás los gritos de Violeta en la ventana y las protestas de los vecinos.
“Recuerdos de la casa amarilla” (1989) tiene un humor sutil y satírico, sin llegar a ser una comedia, reflejado sobre todo en el excéntrico e inexpresivo João de Deus (el director portugués João César Monteiro), un escritor de magros recursos, residente en la pensión de la conservadora y puritana Violeta. La vida de João está representada en diferentes momentos y espacios: los cuartos de la pensión, las calles de Lisboa, la estación de policía (a donde es llevado por haberse disfrazado de militar) o la casa amarilla como estación final de una existencia sin rumbo.
[Festival de Venecia]
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