Viejo calavera



  Una película formal, experimental, sensorial, alejada de los estereotipos tradicionales del mundo minero boliviano -según el director Kiro Russo- enriquecida por la fuerza expresiva de los personajes y los diálogos marcados por un acento distintivo.

   El ascensor desciende varios metros bajo tierra alejándose del mundo exterior. El recién llegado Elder soporta con cierto estoicismo la dura faena, junto a otros mineros. A pesar del cansancio y el sudor, Elder mantiene una actitud despreocupada, a veces en un inestable estado de sopor, completamente distinto a su padre ausente, a veces recordado y elogiado por los demás. Los mineros bolivianos avanzan por los extensos y oscuros túneles, apenas iluminados por la linterna de sus cascos. 


   Las máquinas en movimiento extrayendo el mineral adquieren de pronto una extraña y amenazante armonía visual y sonora dentro de este inalterable y sombrío espacio subterráneo, como si sus engranajes cobraran vida propia. Evocación de la teoría del montaje de Eisenstein y Pudovkin. 

  La expresividad de los rostros reflejan las tensiones y conflictos entre lo individual y colectivo. Las dificultades entre Elder y el grupo de obreros de Huanuni parecen disiparse cuando todos abandonan el ambiente claustrofóbico por otro más luminoso.






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