Invasión



   Desde las primeras líneas, el Dr. Miles Benell advierte a los lectores acerca de lo inexplicable de su historia. A través de un invariable punto de vista descubrimos los extraños sucesos ocurridos en Mill Valley, cuando algunos pacientes se muestran preocupados por los cambios de conducta en sus familiares. Hay un inicial y razonable escepticismo. La aparición de un cuerpo en un sótano produce mayor inquietud. Para el psiquiatra Mannie Kaufman, los cambios de personalidad y el cuerpo desaparecido misteriosamente son simplemente histeria o sugestión colectiva.

   Los argumentos de Kaufman parecen dar por concluido el misterio. Cuando todo parece volver a la normalidad, el Dr. Miles Benell descubre dos enormes vainas de semilla en casa de su amiga Becky. El escepticismo se convierte en aterradora certeza. Estas esporas o parásitos del espacio, como las denomina el profesor Budlong, reproducen cualquier forma de vida. El horrible descubrimiento de los cuerpos dentro de las vainas provoca la desesperada huida de Miles, Becky y sus dos vecinos, fuera de la ciudad. 
 

   En la novela de Jack Finney, la paranoia producida por esta silenciosa invasión podría haberse inspirado en la represión del comité mccarthista de los años 50, en la sombra deshumanizante de la bomba atómica y la guerra fría, o en la amenaza de un comunismo totalitario (1). Jack Finney y el director Don Siegel tenían una particular visión de la sociedad.

   Al volver a la ciudad, Miles y Becky descubren el terrible silencio de las calles semi-desiertas de Mill Valley, las quejas de un vendedor por la falta de clientes, y la expresión impasible, fría e indiferente de una bibliotecaria. 
 
   En casa de Becky, cerca a la ventana, Miles escucha a los tios: algo ha cambiado en su forma de hablar. Hay un recuerdo de la falsa cordialidad de un limpiabotas que, en realidad, escondía un amargo desprecio. Miles y Becky deciden visitar al profesor Budlong para que les explique su teoría sobre el probable origen extraterrestre de las vainas.
  
    El film "Invasion of the body snatchers" (1956) de Don Siegel no pone en escena estos capítulos de la novela; más bien desarrolla una persecución policial por las calles durante la noche hasta que la pareja logra refugiarse.
   “El miedo, que al principio es estimulante, con la adrenalina siendo bombeada por el torrente sanguíneo, se hace al final extenuante”.
   A través de la ventana de su consultorio, Miles observa la plaza pública y los camiones agrícolas cargados con las enormes vainas de semillas. Los vecinos recogen los vegetales alienígenas para ponerlos en sus autos. 
 
   Entonces aparecen en el consultorio, el Dr. Kaufman y el profesor Budlong —convertidos en exactas copias de sí mismos— para explicar las bondades del proceso de duplicación: renacer en un mundo sin problemas ni conflictos; llevar una vida simple y conformista sin amor ni odio, sin ambiciones ni fe, sin esperanzas ni emociones. El Dr. Miles y Becky vuelven a quedarse solos con las dos enormes vainas colocadas junto a la puerta.

   “Ahora tú estás pensando cómo en una película”- explica Becky. “Es lo que la mayoría de las personas suelen hacer... por lo menos a veces. Miles, hay ciertas actividades que la mayoría de la gente nunca realmente hará en toda su vida. Así que ellos las imaginan en términos de escenas como en el cine. Es la única fuente que la mayoría de la gente tiene para visualizar cosas de las cuales nunca tuvieron una real experiencia. Y es como tú estás pensando ahora: una escena en la que estás luchando con dos o tres hombres...” (2)




  La despersonalización y la deshumanización de la sociedad crean un conflicto entre la uniformidad colectiva y la singularidad individual. Los nuevos humanos duplicados conservan los recuerdos y la razón, pero han perdido sus emociones. Su semejanza y aparente normalidad producen miedo y horror. En “Los múltiples rostros de los usurpadores”, Noemí Novell interpreta los orígenes sociales en las adaptaciones de la novela de Finney realizadas por Don Siegel, Philip Kaufman, Abel Ferrara y Hirschbiegel.

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(1) John Whitehead: "Invasion of the Body Snatchers. A tale for our times".
(2) Jack Finney: "The body snatchers" (1955). Capítulo Dieciocho. Publicado originalmente en el Collier's Magazine a fines de 1954.
 

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