Lo que nos dejó el 2013


    Entre las películas oscarizables
estrenadas a comienzos del año vale la pena mencionar "The master" (2012) de Paul Thomas Anderson: compleja historia de un tipo impulsivo (Joaquín Phoenix) experto en preparar licores reciclados, que luego de pasar por la guerra, trabajar como fotógrafo en una gran tienda y ser perseguido por envenenamiento, termina abordando el yate de Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), misterioso orador de las ciencias dispuesto a enseñar su sabiduría a un grupo de seguidores llamado La Causa. 

    En el terreno bélico y de espionaje pero con un estilo más bien directo, estuvo "La noche más oscura" (Zero dark Thirty) de Kathryn Bigelow, basada en un libro del periodista Peter Bergen, con una mirada fría y distante sobre la minuciosa, extensa y obsesiva investigación de dos agentes de la CIA para dar con el hombre más peligroso. Los interrogatorios y torturas fueron el lado más controversial de un trabajo que incluyó un sorprendente despliegue de recursos y tecnología para dar finalmente con el objetivo. Las declaraciones del presidente Obama, asegurando que su país no torturaba prisioneros, obligaron a los agentes a cambiar sus métodos.

    "Libertad para hacer lo que queramos con nuestras vidas" dice una voz al inicio de "Killing them softly" de Andrew Dominik. Las instituciones financieras al borde del colapso. "Hay que enfrentar la grave crisis económica", declara el presidente norteamericano en un noticiero de TV, como parte del contexto que rodea a un par de bandidos contratados para asaltar un garito de póker en Boston. "Confidence en nuestra economía y responsabilidad para resolver la crisis" pide el presidente Obama en un monitor, mientras suena Velvet Underground y el asesino implacable conversa con un colega para un trabajo doble.


    Django de Quentin Tarantino y 12 years a slave de Steve McQueen comparten una visión sombría de una época en la historia americana. La primera con un aire más westeriano que la segunda. Ambas representan la crueldad e insensibilidad con que los propietarios de plantaciones sostenían y defendían la esclavitud en base a unas ideas que hoy suenan delirantes.

   "Gravity" podría decirse que innovó la ciencia ficción con una nueva forma de experimentar y sentir el espacio, la ingravidez, tan cerca y tan lejos de la Tierra. Ya hubiesen querido Stanley Kubrick, Brian de Palma o Clint Eastwood tener los medios de Alfonso Cuarón para representar las caminatas espaciales de dos solitarios astronautas a la deriva, enfrentados a una situación límite.


Comentarios

Anónimo dijo…
La de Tarantino estuvo buena. Gravity seguro se llevará algun premio

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