The asphalt jungle
"El halcón maltes" (1940) y "The
asphalt jungle" (1950) de John Huston, "Double indemnity" (1944) de Billy Wilder, "The woman in the window" y The
big heat (1952) de Fritz Lang, son solo algunos puntos altos de una
gran cantidad de películas de cine negro que se estrenaron
en los Estados Unidos por esos años.
The asphalt jungle
De los grandes
cineastas americanos pocos como Huston para desorientar a la crítica, incluidos
sus exégetas, aun divididos en relación a la cuestión capital –al menos para
ellos- de si Huston es un apologista de “la
moral del fracaso” o no. Creo que tales discusiones sirven en la medida que
conforman un testimonio incontrovertible sobre la complejidad de la obra del
autor: Huston no hace productos fáciles de digerir o asimilar a unos u otros
presupuestos. Nuestro autor ha sabido sobrevivir a fuerza de cambios de
dirección, de ironía, de escepticismo. Tal vez por ese eclecticismo, que hoy se
rebela sabio, los apasionados defensores del “cine de puesta en escena”
–Rohmer, Rivette, Truffaut; en general los Cahiers
du Cinema años 50- manifestaron, a veces agresivamente, su desprecio o
indiferencia por las obras de este guionista metido a director. Más inteligente
me parece la conclusión de Tailleur al hacer la crítica a El halcón maltes: “¿Qué es la
puesta en escena? La puesta en escena es El halcón maltes de John Huston” (Positif Nº 75).
Mientras
la ciudad duerme (The asphalt jungle,
1950) es un soberbio representante del cine negro americano. Lo mejor del ciclo
de gansters de la Metro; para dar razón a la mayoría que prefiere este film al
de Ray, La rosa del hampa. Basado en
una novela de uno de los dos mejores autores del género, W. R. Burnett, -el
otro: Dashiell Hammett-, con un guion que firman Huston y Ben Maddow, la
película es un tren expreso con destino a la muerte. Nada lo desvía de los
rieles, ninguna digresión le hace retrasar su itinerario y, a pesar de este
determinismo cabal en su desarrollo, Huston se las arregla para no ser esquemático,
mecánico, expeditivo o laboratorista con sus numerosos y tipificados personajes;
trágicas figuras de un lumpen delictivo, donde la ambición se hermana para
destruirse a la impotencia, convirtiendo un golpe de especialistas en un desastre
de desadaptados. Estos mistifs que
persiguen sus sueños encerrados férreamente en las dimensiones del formato
cuadrado (esto es pura imaginación del crítico, pues, la exhibición prefirió suavizar
el encuadre proyectando el film en la pantalla panorámica), propio de la
“narrativa dura”, han tenido en el cine americano prolífica e ilustre descendencia;
aparecen en Casta de malditos (The killing) (entre ellos el mismo
Sterling Hayden, ese “duro” menos exótico que el actual Lee Marvin) de Kubrick
y en A sangre fría de Brooks, para
citar solo dos películas parcialmente dignas del modelo.
Se podría decir mucho más de este viejo film, pero habría que decirlo con amplitud y detenimiento. La empresa no es para cine de aquí y de allá. Valga, como final, una selección: los mejores Huston son frecuentemente los que tratan, en directo, de Norteamérica: sea The asphalt jungle, The misfits (Los inadaptados, 1960) o Reflections in a golden eye (1967).
J. M. Bullita 🎥 Revista "Hablemos de Cine".
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